Loot hues
Las infraestructuras financieras modernas, enraizadas en rituales performativos de supuesta equidad, trazan una relación cromática con las primeras redes globales de extracción.
Esta pieza es un torrente vertiginoso de pérdidas y derrotas, encarnado en preguntas recogidas de pequeños inversores en foros financieros de Internet, que se convierten en un ritual de contrición e incredulidad, como si los mercados bursátiles operaran en un vacío impregnado de fuerzas inexplicables de otro mundo.
Como trasfondo, la geometría de las banderas coloniales europeas y tres colores artificiales funcionan como signos de explotación, decadencia social y disrupción ecológica: carmín, extraído del insecto Dactylopius coccus en México y Centroamérica coloniales; marrón egipcio, también conocido como marrón momia, preparado con los restos de momias egipcias saqueadas en el siglo XIX; y blanco plateado, el color del litio procesado, mineral que supuestamente lidera la “transición verde”.
Cada uno de estos colores hizo y deshizo sociedades bajo el peso de la explotación. Desde entonces, como ahora, los individuos quedan atrapados en credos epistemológicos de los que, en principio, todos pueden beneficiarse, pero que en la práctica despliegan un poder financiero asimétrico para extraer riqueza y energías corporales a lo largo de la geografía y el tiempo.